Una voz callada duerme en cada uno de nosotros. A veces escapa por una rendija abierta en el alma. La consciencia se percata y huye, se esconde, se excusa...No hace falta. Todos tenemos esa misma voz callada.
¡Cuántas cosas por decir!
Escucho tu lejana voz y tiemblo;
dibujo tu figura y desfallezco;
respiro tu mismo aire y siento ahogo...
Quedan tantas palabras por oír,
y tantas caricias por distinguir...
Son tantos tus besos...
¡Cuántas cosas por decir!
A tus te quiero, a tus manos honestas,
a tu intenso amor... no tengo respuesta.
¡Dolor del alma es amarte!
Amarte, y amarte a la fuerza.
Sigue así, muy bien, nunca deberías haber dejado de escribir.
ResponderEliminarEso no lo decides tú. Son las circunstancias.
ResponderEliminar¡Qué bonito, Lola! Desconocía esta faceta tuya.
ResponderEliminarBesos
Gracias, querida Celia.
ResponderEliminarSon momentos únicos que vienen a tu vida y los plasmas en la hoja en blanco. Ojalá llegaran más alegres y más veces.