sábado, 10 de diciembre de 2011

A MIS MAESTROS Y PROFESORES

Son estas palabras un sencillo homenaje a mis maestros y profesores. Si no hubiese sido por ellos, yo habría elegido otro camino hacia mi destino. Quizá fuese este mismo, pero mi acervo vivencial lo haría diferente.
La mejor manera que tengo es ofrecerles creaciones de mis propios alumn@s. Por eso en esta ocasión es un comentario de texto.
Está analizado y redactado por una alumna de 3º ESO. Valga este dato para entender su calidad.


COMENTARIO DEL CUENTO XXXIV DE EL CONDE LUCANOR:

“Lo que le sucedió a un ciego que conducía a otro”.

Este fragmento pertenece al libro El Conde Lucanor de don Juan Manuel, siglo XIV. Es el cuento XXXIV: “Lo que le sucedió a un ciego que conducía a otro”. Perteneciente a la primera parte de la obra, guarda la misma estructura que los demás y todos ellos son didácticos.

Es una narración escrita en prosa, con unos versos finales que resumen la enseñanza o moraleja.

La postura del autor es objetiva, ya que se ve que su finalidad es didáctica.

Analizando al narrador de la historia, podemos comprobar que son varias personas, ya que, viendo antes que la historia trata del peligro y la seguridad, concretando: un ciego pretende acompañar a otro, por un camino de barrancos y pozos a una ciudad cercana, vemos que la estructura se basa en: la planteamiento de un problema del conde a su sirviente Patronio, y la enseñaza con la que este le responde, concluyendo el desenlace de la historia con la moraleja en un par de versos.

Así, podemos concluir que existe una persona que narra esta historia, y otra, Patronio, que relata la historia de los ciegos.

En esta historia, la estructura se basa en la presentación de personajes; el nudo en el relato de los hechos, lo que les suceden a los ciegos por el camino; y el desenlace, en el que los dos acaban muriendo.
La estructura interna coincide con la externa, viéndose que la introducción se refleja en el primer párrafo, el nudo en el segundo y tercero, y el desenlace en el último párrafo; y los versos finales.

Al analizar la forma desde el punto morfosintáctico, vemos que su estilo es verbal, ya que esta categoría gramatical predomina en la narración. El tiempo más utilizado es el pretérito perfecto simple: “cayó, perdió, se quedó, etc”.

Predominan las oraciones compuestas y elaboradas, aunque suelen ser sencillas, ya que se producen muchas repeticiones, porque el léxico se supedita a la intención comunicativa; es decir, pretende que el receptor entienda perfectamente el mensaje que le comunica. Va dirigido a personas cultas, aunque el registro parece coloquial, está elaborado y trabajado.

Cuando estudiamos el nivel léxico-semántico, vemos que aparecen distintos personajes, aunque solo dos de ellos tengan nombre propio: “el conde Lucanor” y su sirviente “Patronio”. Después aparecen el familiar del señor conde y los dos ciegos protagonistas de la enseñanza. Se debe a que lo que les ocurre podría acaecerle a cualquiera, de ahí que no importe el nombre de los ciegos y los parientes.
La acción se sitúa en un camino de barrancos y pozos, del que sabemos comunicaba dos ciudades. De igual manera, las historias ocurrieron en el pasado, sin saberse la fecha concreta. Esta falta de ubicación en el espacio y el tiempo obedece al mismo deseo que hemos dicho anteriormente: los hechos que se narran en un cuento puede ocurrir a cualquiera, en cualquier sitio y momento. No obstante, la obra es referida a personas de esa época, ya que se ve como la finalidad es didáctica. Nunca abandona esta finalidad.

Si analizamos las figuras retóricas, se ve la aparición de asíndeton en las líneas 15-16, al igual que polisíndeton en la línea 7, y la más común, el hipérbaton: líneas 7-8-9-10.

En conclusión, veo que el autor consigue su intención con la enseñanza y moraleja, ya que esta puede servir en el día a día llevándose a la práctica.
ÁNGELA JIMÉNEZ  3º ESO A

2 comentarios:

  1. ¡Ojalá en mi insti se hicieran estas cosas!

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  2. Maria está haciendo espaguetis con tomates para ella, para su marido Juan y para su hija Irene...
    Este era el principio de un texto de Angela cuando sólo tenía ocho años. No me extraña lo que escribe ahora.
    Me encantaba como escribía y como ocurre con otros compañeros/as deseo leer sus nuevos textos.
    Animo Ángela y besos de Antonio A.

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