Hoy vengo a contar una anécdota simpática.
Hace pocos días mandé memorizar "Romance del prisionero" a los alumnos de
1º ESO. Era un reto para ellos.
Con mucho esfuerzo, y paciencia, conseguí que la mayoría pudiera repetirlo sin
mirar el papel. Para mi sorpresa, al día siguiente vinieron dos
o tres chicos quejándose de que habían estado toda la tarde recitando el poema,
que no habían podido quitárselo de la cabeza.
¡Había conseguido lo que quería!
Ahora tendrán que aprender a recitarlo con la entonación adecuada.
¡Habremos tomado el buen camino!
Desde luego que puedes considerarlo un triunfo porque ya sabemos que, hoy en día, eso de memorizar las enseñanzas está ,desgraciadamente, en desuso.
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