En esta noche, desde hace unos pocos años, respiramos fiesta, con sus dulces y caramelos, sus risas y sus sustos. Y con ellos nos llegan relatos de fantasmas, diablos y asesinos.
He aquí algunos de mis alumnos de este recién estrenado centro. (Lo más especial es que son chicos normales, capaces de sorprenderse con lo que la vida diaria le va ofreciendo y capaces de disfrutar con todo lo nuevo que van aprendiendo. Son sencillamente el aliciente en nuestra labor)
El primer cuento que vamos a leer es de una niña de 12 años. Disfrutadlo. Otro día será tarde....
María y la noche de Halloween
El 31 de octubre siempre se celebra Halloween en el
pequeño pueblo llamado Pilas. Pilas es un pueblo de montaña. Al
caer el sol aparece una niebla blanca, que no permite que se vea nada en ese
momento.
Hoy es Halloween.
La
niebla está por
todo el
pueblo y no
se puede ver
a la gente que va disfrazada de zombi o bruja. Van todos en
dirección a la plaza del pueblo. Sin embargo, Claudia,
que iba disfrazada de
bruja, tuvo escalofríos y, según se iba acercando a la plaza, iban
siendo más fuertes, pero no podía ver nada por la niebla.
De
repente, cuando estaba entrando en la plaza, vio
a toda la
gente disfrazada de zombi. Y se dio cuenta de que iban
para el cementerio.
¡Ahh! Gritó Claudia cuando vio que un zombi que iba a su
lado, no era un vecino disfrazado, sino de verdad. Temblando de miedo, salió corriendo de la plaza. Claudia gritaba por si algún vecino la podía oír. Pero de
pronto oye ¡ring, ring, ring,…! Era el despertador. Resultó ser todo un sueño.
Y,
gracias a esa historia, aprendió a no ver películas de terror antes de acostarse. RAQUEL SUAREZ MEDINA (1º-ESO_C)
LA LEYENDA
INCREÍBLE
Esta
historia ocurre en una pequeña casa de una familia estadounidense. En ella
habitaban tres hermanos, Carlos de 11 años, Javier de 5 y Lucía de 16, con sus
padres Javier y Paula.
Carlos era un niño al que le encantaban las historias de
miedo; en su cuarto siempre había libros y películas de terror. Le
encantaba el día de Halloween, se disfrazaba con sus amigos y salía por las
noches a pedir caramelos. A Javier no le gustaba, le daba miedo y
lloraba cada vez que Carlos contaba historias de miedo.
A Carlos le
impresionaba mucho lo que cuenta la leyenda sobre la celebración de Halloween,
siempre estaba contándola por ahí.
Un fin de
semana antes de celebrar esta fiesta, sus
padres y su hermano Javier fueron a visitar a la abuela. Carlos y Lucía no
querian ir y se quedaron solos en casa.
Mientras
estaban en el salón Carlos le preguntó a su hermana:
-Lucía, ¿sabes
por qué se celebra Halloween?
Lucía le
respondió:
-Carlos no
empieces con bobadas y déjame ver la tele.
Carlos le
insistía:
-Pero
Lucía,¿sabes por qué nosotros y todo el mundo celebramos esa fiesta?
Lucía, ya
cansada de las preguntas de su hermano le dijo que no sabía el por qué pero, aunque
él se lo dijese, jamás lo creería.
Carlos le
contó que el día de Halloween, 31 de Octubre, era el cumpleaños del demonio;
éste subía a la tierra para entrar en todas las casas y llevarse a alguien como
regalo. La familia, como símbolo de que el diablo ya se había llevado a alguien
de allí, ponía una calabaza en la puerta de sus casas.
Lucía le
contestó que no dijese tonterías, que esa historia no se la creería ni su
hermano pequeño.
A los pocos días la noche de
Halloween llegó. Carlos dormía con su madre, pues tenía miedo de que eso pasara
de verdad, Javier también dormía con ellos al ser el más pequeño y Lucía dormía
en su cuarto sola, sin miedo, haciéndose la valiente.
A altas
horas de la noche, cuando todos ya dormían, Lucía escuchó unos ruidos extraños
en la casa y bajó al salón para ver de qué
se trataba; cuando bajó allí, vio entrando por la ventana a un señor de
rojo con unos cuernos y una larga cola. Éste le dijo:
-Tú eres mi
regalo.
Lucía
comenzó a gritar: ¡SOCORRO! ,pero nadie la escuchaba. Cuando su familia bajó al
salón, la niña ya no estaba, se la había llevado. El cristal de la ventana
estaba roto y en el suelo había una nota que ponía: “Ella es mi regalo”.
La policía
no consiguió averiguar lo ocurrido y su familia jamás volvió a saber nada de la
pequeña.
A partir de
entonces, todos los años el 31 de octubre ponían una calabaza en la puerta de
la casa.
BELÉN QUINTERO (4º ESO)
Próximamente habrá más...