viernes, 17 de enero de 2014

Reflexiones

No escribo por matar el tiempo. Son otras las intenciones.
Últimamente me preocupan asuntos de tal trascendencia que pienso en el pasado; otras veces, en el presente, y nunca en el futuro. Sé que nada hay escrito, que todo dependerá de cómo juegue mi partida hoy para vivir mañana.
Por lo que respecta al pasado, tengo que indicar que en muchas ocasiones tuve impresiones extraordinarias, tan fuera de lo común que las marginaba en mi cerebro. Hoy pretendo recuperarlas y buscarles una explicación, aunque resulte una tarea ardua y difícil. Aun así, no me rindo en el intento, ya que las respuestas  me pueden sorprender.
Luego pienso en el presente, sólo presente. Quiero vivirlo y ser dueña de mi tiempo, de esta dimensión. Deseo gozarlo, con sus luces y sus sombras.
Me resta disponer de una fórmula cierta y la tengo: el conocimiento de nosotros mismos, del yo que desconocemos y que los demás pueden ver. 
Te preguntarás cuál es el método que sigo. Mi respuesta repite lo que he dicho muchas veces: escribe, vuelve a escribir y lee, relee y conocerás a la verdadera persona que se esconde debajo del cuerpo que ves en el espejo cada mañana. 
Por eso ahora estoy llenando esta página en blanco de sustantivos y verbos, de palabras y frases,... Y mañana volveré sobre ellas para saber qué sentía, qué  escondía, o qué enseñaba. Reconoceré mi vida, no pasaré junto a ella
.

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