sábado, 26 de enero de 2013

Comentemos textos literarios

Ya era hora de volver a publicar en esta entrada.
En esta ocasión vamos a comentar un fragmento de la obra de Benito Pérez Galdós. Se ha realizado en el grupo de 4º A/B.  Al principio creían que sería imposible hacer este ejercicio. Un poco más tarde fueron llegando a mi correo comentarios de los alumnos. Finalmente se ha perdido el miedo a recorrer el camino que llega a la meta, al verdadero análisis de un texto. 
Es fantástico disfrutar con su progreso. En fin, aquí os dejo una posible redacción del que hemos realizado. Ya aparecerán otros.

FORTUNATA Y JACINTA

Barbarita empezó a notar en su hijo inclinaciones nuevas y algunas mañas que le desagradaron. Observó que el Delfín, cuya edad se aproximaba a los veinticinco años, tenía horas de infantil alegría y días de tristeza y recogimiento sombríos. Y no pararon aquí las novedades. La perspicacia de la madre creyó descubrir un notable cambio en las costumbres y en las compañías del joven fuera de casa, y lo descubrió con datos observados en ciertas inflexiones muy particulares de su voz y lenguaje. Daba a la elle el tono arrastrado que la gente baja da a la y consonante; y se le habían pegado modismos pintorescos y expresiones groseras que a la mamá no le hacían maldita gracia. Habría dado cualquier cosa por poder seguirle de noche y ver con qué casta de gente se juntaba. Que esta no era fina, a la legua se conocía.
Y lo que Barbarita no dudaba en calificar de encanallamiento, empezó a manifestarse en el vestido. El Delfín se encajó una capa de esclavina corta con mucho ribete, mucha trencilla y pasamanería. Poníase por las noches el sombrerito pavero, que, a la verdad, le caía muy bien, y se peinaba con los mechones ahuecados sobre las sienes.[...]
Como supiera un día la dama que su hijo frecuentaba los barrios de Puerta Cerrada, calle de Cuchilleros y Cava de San Miguel, encargó a Estupiñá que vigilase, y este lo hizo con muy buena voluntad llevándole cuentos, dichos en voz baja y melodramática: «Anoche cenó en la pastelería del sobrino de Botín, en la calle de Cuchilleros... ¿sabe la señora? También estaba el Sr. de Villalonga y otro que no conozco, un tipo así... ¿cómo diré?, de estos de sombrero redondo y capa con esclavina ribeteada. Lo mismo puede pasar por un randa que por un señorito disfrazado».
-¿Mujeres...? -preguntó con ansiedad Barbarita.
-Dos, señora, dos -dijo Plácido corroborando con igual número de dedos muy estirados lo que la voz denunciaba-. No les pude ver las estampas. Eran de estas de mantón pardo, delantal azul, buena bota y pañuelo a la cabeza... en fin, un par de reses muy bravas.

COMENTARIO DE TEXTO
El fragmento que vamos a comentar pertenece a una de las novelas contemporáneas de Benito Pérez Galdós, y, tal vez, su más importante creación novelesca, Fortunata y Jacinta, publicada en1887.  En concreto, corresponde a la 1ª parte, capítulo IV.
Se trata, pues, de una novela de la segunda mitad del s. XIX, por lo que se encuadra en el  movimiento llamado Realismo. 
Los rasgos más importantes de esta corriente son:
  1. Observación y descripción detallada de la realidad.
  2. Interés por la psicología de los personajes.
  3. Descripción de los escenarios y ambientes donde se desarrolla la acción.
  4. Presencia de un narrador omnisciente.
  5. Estilo sobrio y reflejo del registro lingüístico propio de cada poersonaje.
Centrándonos en el fragmento, hemos de decir que trata de la descripción de un personaje, el hijo de Barbarita. Se elige la óptica de la madre, permitiendo una descripción pormenorizada hasta el extremo.
Este argumento lo estructura en dos partes bien diferenciadas. La primera, que ocupa desde la línea 1 a la 20,  emplea la descripción para  retratar la parte física, incluyendo su forma de vestir. Sin embargo, en la segunda, que va desde la línea 21 a la 30, se ve su comportamiento mediante el diálogo.
Ya desde el primer momento se decanta por la observación detallada de la realidad de manera objetiva, pues da detalles que lo corroboran y que veremos al ir analizando cada plano lingüístico.
Si iniciamos el estudio, cabe indicar que en el aspecto fónico se ven las dos partes que hemos señalado con anterioridad. En la primera, la descriptiva, domina la entonación enunciativa, dado que el objetivo que se persigue es la descripción exhaustiva del personaje y de su forma de vestir. Lo tenemos desde la línea 1 a la 20, caso de "Barbarita empezó a notar en su hijo...", en las líneas 7-8: "Daba a la elle el tono arrastrado que la gente..." o en la línea 17: "El Delfín se encajó a manifestarse...".
En contraposición a ésta, el diálogo presenta la variedad de entonación, pues se inicia con la voz del narrador, siendo la enunciativa la que encontramos, caso de  "Anoche cenó en la pastelería del sobrino del..." (línea 24); la interrogativa salpica el diálogo, como en "¿Mujeres?" (l. 27) o "¿cómo diré?"  (l. 25).
Son breves, propias de la sorpresa ante lo que está escuchando. Esto hace que pudieran pensarse como exclamativas.
En el plano morfosintáctico encontramos el uso frecuente del adjetivo. Algunos de los ejemplos son: "inclinaciones nuevas" (l. 1), "infantil alegría" (l. 2), "tono arrastrado" (l. 7), etc.
Todo el texto presenta sintagmas compuestos por el núcleo nominal y adyacentes, ya estén antepuestos o pospuestos. Llegan incluso a sucederse enumeraciones de estos grupos de palabras. Resultan naturales ante el propósito de describir exhaustivamente la realidad que se observa.
Junto a estas categorìas gramaticales encontramos el verbo en pretérito perfecto simple. Lo vemos en "empezó, desagradaron, observó" (l. 1); "pararon" (l. 3), "empezó a manifestarse" (l. 15), etc. Casi todas aparecen en 3ª persona del singular.
Esta forma, propia de la narración, aparece cuando toma la palabra el narrador-testigo.  En la descripción la forma predominante es el pretérito imperfecto, a saber, "aproximaba" (l. 2), "estaba" (l.19). Si vamos a la parte dialogada, la variedad de formas se hace patente desde el `primer momento. Así, algunos son: pretérito imperfecto  con "frecuentaba" (l. 21), pretérito perfecto simple con "cenó" (l. 24) o el presente con "no conozco" (l.25), etc.
Señalaremos que las dos formas de discurso presentan características gramaticales diferentes.
De igual manera, la sintaxis es bien distinta en un apartado y otro. En el primero las oraciones son largas y complejas al estar narrando o describiendo:
"Barbarita empezó...desagradaron". (l. 1)
 En el segundo son más cortas, propias del diálogo, e incluso se interrumpen con interrogaciones o simplemente enunciados sin verbo. 
"¿Mujeres?" (l. 27)
El plano morfosintáctico está, pues, subordinado al propósito de descripción pormenorizada de la realidad que se observa. Llega incluso a crear un  polisíndeton en la parte descriptiva, formando una sucesión de  acciones para que veamos que la exactitud es completa : "Y no pararon...y lo descubrió...y lenguaje" (l. 3-6).
Todo va en pro de la objetividad y exhaustividad.
Al pasar al campo semántico-estilístico encontramos que los personajes son llamados por sus nombres propios: "Barbarita, Delfín, Estupiñá". Cada uno tiene su propia identidad, diferenciándose de los demás desde el principio. Van a venir retratados desde varias perspectivas: comportamiento, formas de vestir, registro lingüístico, ...
Así, Barbarita refleja su posición de madre, por ejemplo en "Barbarita empezó a notar que su hijo..." (l. 1) y en su preocupación por él. Se hace desde el punto de vista del narrador omnisciente que refleja el pensamiento de los personajes, su conducta y sentimientos, junto a la forma de vestir o hablar.
Ejemplos: "...empezó a notar..." (l. 1), 
"La preocupación de la madre creyó descubrir..." (l. 3), etc.
Lo mismo ocurre con Delfín o Estupiñá. No obstante, en la segunda parte son los propios personajes los que dan a conocer todos estos detalles, pues son ellos los que alzan su voz para manifestar lo que piensan o sienten.
"¿Sabe la señora? (l. 24)
"Lo mismo puede pasar...disfrazado" (l.26).
El discurso  se pone al servicio del autor realista: presentar la realidad tal y como es, en su totalidad.
Esto puede ser la razón que lleve a que la descripción quede perfilada por la objetividad, mesura y equilibrio. La dialogada varía y afloran  manifiestaciones de subjetividad, como la metáfora que cierra el fragmento: "un par de reses bravas" (l. 30), que refleja la personalidad del que habla al referirse a las dos mujeres con las que estaba el hijo de Barbarita y a su condición sociocultural.
A diferencia de ésta, "Delfín" aparece como un joven que ha abandonado comportamientos habituales a su clase. Lo vemos en 
"Daba a la elle el tono arrastrado de la gente baja da la y consonante..." (l.7-8). En este caso todo lo que conocemos de él es a través del narrador o de los otros personajes.
"Estupiñá", por su lado, debe ser el confidente de Barbarita, dada la importancia de su misión: vigilar a su hijo.
En esta ocasión sólo tenemos noticias de este personaje por sus propias palabras. Parece que es de condición social inferior a la de la señora, ya que utiliza expresiones coloquiales como "dos reses bravas" (l. 30) , pero domina el lenguaje al estar en continuo contacto con los señores de clase superior. Un ejemplo podría ser la enumeración de prendas que retratan a las mujeres: "de mantón pardo,...cabeza..." (l. 29.30)
Con todo, podemos cerrar el análisis de este plano diciendo que el estilo de Galdós aparenta sencillez y sobriedad,  pero es producto de un elaborado plan para que resulte verosímil. Para ello elige el punto de vista externo que resulta mucho más objetivo que si el narrador se colara dentro de la historia. Aun así, hay momentos en que el autor deja escapar su voz y se introduce en la acción valorando hechos o acontecimientos, caso de 
"Que ésta no era fina, a la legua se conocía". (l. 13)
En conclusión, el autor emplea la lengua para reflejar lo que pretende: observación detallada de la realidad y, de ahí, el uso casi exclusivo de la descripción, subordinándose también el diálogo.
Esto mismo le lleva al empleo de la entonación enunciativa, evitando la subjetividad que proporciona la interrogativa o exclamativa, de los sutantivos y adjetivos sobre cualquier categoría gramatical; de las oraciones compuestas coordinadas copulativamente al sumar prendas, acciones,...; nombres propios al mismo tiempo que comunes; pocos recursos estilísticos que pueden alterar el orden o significado propio de las palabras.
En fin, todo está subyugado a un único deseo: descripción de un personaje en particular y, por ello se eligen diversos puntos de vista que lo dibujen en su totalidad.

5 comentarios:

  1. Gtazias lokoo @conguitosintecho

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  2. Me has ayudado mucho en trabajo tio enserio gracias por todo, te dedico mi diez. jeje "nardis"

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  3. Que grande me has hecho sacar un 1,1. la proxima vez separa mas para que este mas claro pero esta genial

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  4. Muchas gracias me has resuelto algunas dudas que tenía. Por otra parte si es verdad que algo que me ha faltado, la temática del fragmento y como se relaciona esta con la obra.
    Igualmente un gran trabajo de tus alumnos.

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  5. Barbarita empezó a notar cosas raras en su hijo, en el vocabulario y en la forma de ser y a Barbarita no le gusta porque piensa que es por sus nuevos amigos y encargó a Estupiñá para que lo vigilara y lo hizo muy bien.

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