domingo, 29 de enero de 2012

La ambigüedad lingüística

Cada día tenemos la suerte de vivir experiencias únicas e irrepetibles. Muchas de estas anécdotas suceden por la riqueza lingüística de nuestra lengua.
En repetidas ocasiones se recurre a la dilogía o "uso de una palabra con dos significados distintos dentro del mismo enunciado".


Algunos ejemplos de este recurso salpican nuestra literatura. Destacan los casos de  Don Francisco de Quevedo.

Salió de la cárcel con tanta honra,
que le acompañaron doscientos cardenales;
salvo que a ninguno llamaban eminencia.

El autor utiliza la palabra "cardenal" con dos significados: cargo eclesiástico y moretón.

Hemos de  recordar también su famoso calambur a la reina Mariana de Austria, segunda esposa de Felipe IV de España.

Cuenta la historia que, tras apostar el pago de una cena con sus colegas, Quevedo ofreció a la reina en la plaza pública en la que se encontraba dos ramos de flores: uno de claveles blancos y otro de rosas rojas. Con una reverencia, extendió los brazos ofreciéndole a Mariana de Austria los dos ramos de flores. A continuación le recitó a la reina los dos versos que harían que sus amigos le pagasen la cena de la apuesta. Y dijo así:

Entre el clavel blanco y la rosa roja, su majestad escoja.

Podría interpretarse como: Entre el clavel blanco y la rosa roja, su majestad es coja. La reina era coja realmente y le enojaba mucho toda mofa.

He aquí un fragmento de La señorita de Trevélez, obra de teatro de Carlos Arniches (1866-1943)

-¡Maestro!...¡Ah hijo mío, en amor, como las que enseñan son las mujeres, cuanto más te enseñan, más suspenso te dejan!…

Encontramos casos de confusión lingüística no sólo en la literatura, también en la vida cotidiana.

Por ejemplo, cuando Eva Perón visitó España a finales de los cuarenta, recibió el siguiente telegrama:


Evita besos y abrazos.
¿Cariñoso saludo o se le advertía de la gripe? ¡Ay la coma!

Por último, frases como las siguientes pueden traernos problemas.

Estuve esperándote en el banco.

¿En que banco? ¿Sentado en un banco o en una institución financiera?

La perra de Ana esta muy vieja.

¿Ana es una perra muy vieja o la mascota de Ana es muy vieja?

Tengamos, pues, cuidado con lo que decimos o escribimos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario