viernes, 11 de noviembre de 2011

¡EMPEZAMOS!

¡Por fin llegaron los primeros relatos!
Sería caer en un tópico decir que pueden mejorar. No es mi objetivo.
No consiste este trabajo en presentar textos perfectos, sino que sirva de herramienta atractiva y útil para mover a los jóvenes a leer y a crear. Muchos de ellos sienten verdadera aberración al libro. Otros tienen pánico al papel en blanco. Pero todos ellos desconocen el placer que se siente al vivir historias fantásticas y, por supuesto, al pensarlas.
Quiero, por ello, ofrecerles un medio de motivación y un cauce para que derramen  en él toda su imaginación. Ahí van los primeros. Son de dos alumnos de 1º ESO. Algún día los releerán y podrán reír a carcajadas al comprobar que todo el esfuerzo y el tesón de hoy han servido para hacerlos mejores.                       


 LA CALABAZA EN EL CEMENTERIO

Érase una vez una calabaza que vivía en el cementerio con todos sus amigos. Ella era la que mandaba y ayudaba a las personas que todos los días iban a él a limpiar las tumbas, excepto el día de Halloween Este día todo lo bueno que tenía lo perdía y se transformaba en un ser malvado y cruel.

Para esta noche de Halloween siempre tenía una tumba preparada, porque sabía que tendrían un invitado muy especial. Era un muerto.

Al cadáver lo recogían y se lo llevaban al cementerio. Organizaban una fiesta de bienvenida y se lo pasaban bomba. Cuando terminaba la fiesta, cada uno se iba a su tumba y se disfrazaban de zombis.

Se marcharon del cementerio a asustar a la gente y recorrían el camino de todos los años. Se lo sabían de “pe a pa”. Asustaban a la gente que no visitaban el cementerio, ni las tumbas de sus antepasados. Como los zombis eran tan reales, las personas que no iban tenían miedo.

Como esto es lo que hacían todos los años, cada vez iba más gente a la casa de los muertos. Pero…no lo olvidéis, la que mandaba era la señora Calabaza.


Fdo.: Fran Solís (1º ESO B)

LOS RESUCITADOS ATRAPAN AL LADRÓN

El día de Todos los Santos mi madre visita el cementerio. Va a poner flores nuevas y arreglar los destrozos de todo el año.

Este año, cuando visitó a sus muertos, vio una gran sombra negra. Ella no sabía de qué se trataba esa sombra. Mi madre, al principio, vio que estaban todos los nichos bonitos y decorados con flores; pero cuando ella terminó de poner las flores y decorar a sus santos vio que ya ¡no había flores!.

Ella, asustada, corrió para salir de aquel recinto y, como todo lo sucedido le pareció tan raro, volvió al día siguiente. Visitó a todos sus familiares donde ella ayer había puesto las flores. Como se temía, las flores…¡no estaban!

Vio pasar un hombre enchaquetado y vestido de negro, con unas gafas negras y que pasaba repetidamente hasta que…mi madre salió corriendo tras él, lo empujó y se cayó encima de una lápida. A mi madre se le descompuso el cuerpo, porque era la tumba de…¡la reina! Dio un suspiro y, al respirar, todos los muertos empezaron a levantarse. El hombre enchaquetado intentó correr, todos lo acorralaron, pero se escapó quitando la última flor. La llevó al mercadillo donde estaban todas las flores robadas y las vendió.

Esa noche el ladrón contaba el dinero de la venta, cuando escuchó un tremendo susurro.  Eran las voces de los muertos que entraban en la habitación reclamando sus flores. El ladrón murió de miedo y el dinero sirvió para pagar su propia tumba.

Fdo.: Carmen Suárez (1º ESO B).


1 comentario:

  1. ¡Qué alegría me da ver los primeros relatos!
    Hoy sus autores se sentirán más capaces de llegar a la meta que se hayan propuesto.

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