viernes, 31 de enero de 2014

A ti


Repasando las entradas anteriores, me llama especialmente la atención la titulada "Es mi regalo". Hoy traigo otro, pues sigo pensando que escribir, aunque sólo sea garabatear sobre un papel, es fuente continua de autoconocimiento. En este caso le dedico lo poco o lo mucho que pueda salir de aquí a una persona muy especial.
A ti.
A ti que tanto te anhelo,
a ti que tu aliento huelo,
a ti que ausente te siento,
sólo te digo: "te quiero".

Dibujaste palabras azules,
y soñé con paisajes perdidos;
pronunciaste mi auténtico nombre,
y fui hielo derretido a tus pies. 

Eran tus brazos que decían te quiero 
y eran tus labios que decían: "mamá".




lunes, 20 de enero de 2014

domingo, 19 de enero de 2014

"Lo que sucedió a un hombre que cazaba perdices"

En esta ocasión podremos leer el comentario que ha realizado otro alumno de 1º Bchto. A, Francisco José Ponce. Puede serviros para repasar. 
Se trata del Cuento XIII  del libro de D. Juan Manuel que lleva por título El conde Lucanor

 "Lo que sucedió a un hombre que cazaba perdices"
Hablaba otra vez el conde Lucanor con Patronio, su consejero, y díjole así:
-Patronio, algunas personas muy importantes, y también otras que no lo son tanto, me hacen daño a veces en mi hacienda o en mis vasallos y, cuando me ven, me dicen que les pesa mucho y que lo hicieron obligados por la necesidad y porque no podían en aquel momento hacer otra cosa. Como quiero saber qué conducta seguir cuando tales cosas me sucedan, os ruego que me digáis qué pensáis de esto.
-Señor conde Lucanor -respondió Patronio-, lo que os pasa y os preocupa tanto se parece mucho a lo que sucedió a un hombre que cazaba perdices.
El conde le rogó que se lo contara.
-Señor conde -dijo Patronio-, un hombre puso redes a las perdices y, cuando cayeron, se llegó a ellas y, conforme las iba sacando, las mataba a todas. Mientras hacía esto le daba el viento en la cara con tanta fuerza, que le hacía llorar. Una de las perdices que aún estaba viva empezó a decir a las que quedaban dentro de la red:
-Ved, amigas, lo que hace este hombre, que, aunque nos mata, nos compadece y llora por eso.
Otra perdiz, que por ser más sabia que la que hablaba no cayó en la red, le dijo desde fuera:
-Amiga, mucho le agradezco a Dios el haberme guardado del que quiere matarme o hacerme daño y simula sentirlo.
Vos, señor conde Lucanor, guardaos siempre del que os perjudica y dice que le pesa; pero si alguien os perjudica involuntariamente y el daño o pérdida no fuera mucho, y esa persona os hubiera ayudado en otra ocasión o hecho algún servicio, yo os aconsejo que en este caso disimuléis, siempre que ello no se repita tan a menudo que os desprestigie o lesione mucho vuestros intereses. De otra manera, debéis protestar con tal energía que vuestra hacienda y vuestra honra queden a salvo.
El conde tuvo por buen consejo éste que le daba Patronio, lo puso en práctica y le fue muy bien. Viendo don Juan que este cuento era muy bueno, lo mandó poner en este libro y escribió unos versos que dicen así:
Procúrate siempre muy bien guardar
del que al hacerte mal muestra pesar.

COMENTARIO DE TEXTO 

El siguiente texto, el cual se trata de un fragmento, está englobado dentro de la obra de Don Juan Manuel  El conde Lucanor.  
Se trata de una de los cuentos didácticos que el autor incluye en su obra. Al ser un cuento es evidente que el género principal al que pertenece es la narrativa; aunque también podría incluirse en el de la didáctica, ya que la intención del autor es transmitir una enseñanza mostrando consejos morales. Debido a esto, el subgénero al que pertenece se llama apólogo.
Juan Manuel usa la prosa como forma de expresión y dentro de este escrito podemos observar la existencia de narración (principalmente en los relatos de Patronio) y diálogos (entre Patronio y el conde Lucanor, y alguno también en las fábulas del criado).
Obviamente, se trata de un relato de carácter fantástico, debido a que el conde Lucanor y su criado no existieron en la realidad, y los cuentos, tampoco, ya que son recopilaciones de historias latinas o de la Biblia. Además, las historias están narradas de forma objetiva.
En cuanto al argumento de esta obra, se resume en la existencia de un problema para el conde con unos hombres que le hacen daño y luego se arrepienten de ello, mientras que él no sabe cómo tratarlos. Patronio le cuenta un ejemplo que le ocurrió a un hombre cuando cazaba perdices. Este las atrapó en una red y debido al viento tenía lágrimas en los ojos. Unas creían que no las quería matar pero tenía que  hacerlo, y por eso lloraba; mientras que otra, la más sabia, daba gracias a Dios de no haber caído en la red y rezaba para que ni ella ni sus amigas cayeran en un futuro. Como al conde le sirve el consejo de su sirviente, decide escribirlo en un libro y añadir una moraleja, la cual lo resume y corresponde con el tema del fragmento, que sería que nos alejemos de las personas que nos hacen daño aún mostrando pena por ello.
En cuanto a la estructura; de forma interna se aprecian cuatro partes, una primera en la que el conde Lucanor le cuenta a Patronio lo que le sucede y le pide consejo, una segunda donde el consejero le narra una historia a su amo relacionada con su problema, una tercera donde el conde aplica las enseñanzas de la historia de su consejero y una cuarta donde se resume dichas enseñanzas en unos versos, los cuales constituyen la moraleja de la historia. De forma externa, se divide en varios párrafos más un pareado existente al final en el que se encuentra la moraleja de la historia; y además, la historia que cuenta Patronio también se puede dividir en partes, una introducción desde la línea 10 a la 13, un nudo entre las líneas 13 y 17, y la conclusión que va desde la línea 18 a la 22.

Ahora vamos a estudiar un poco más a fondo el texto, dividiéndolo en niveles o planos:
·         Plano métrico. La métrica existente en este poema se encuentra en las dos últimas líneas, de arte mayor, que forman un pareado con rima consonante.
·      Plano fónico-fonológico. La entonación del texto es enunciativa en varias partes del diálogo (‘’Porque querría saber…..pensáis de ello’’) y tranquila y suave, debido a su intención de manifestar una enseñanza de forma clara. En cuanto a las figuras retóricas de este plano, se observa similicadencia en la línea 6 ("os ruego que me digáis lo que pensáis"), dándose por la presencia de la segunda persona del plural.
·         Plano morfosintáctico. El estilo es sencillo y hace que el texto sea fácil de entender, ya que está dirigido a gente pobre y con poco nivel cultural. En el cuento de Patronio predominan los verbos, principalmente en pretérito perfecto simple; mientras que en el resto de la historia predominan los sustantivos ("perdices, hacienda, enojos,..."), aunque también hay verbos, normalmente en presente ("son"). Estas son características de textos narrativos como este. Esto nos dice que existe un equilibrio entre el número de verbos y sustantivos de todo el texto. 
      Las oraciones son coordinadas y las hay largas y cortas, como las de las líneas 16 y 17 (‘’Ved, amigas, lo que hace este buen hombre; aunque nos mata, tiene gran pena de nosotras, y por eso está llorando’’). Además, también podemos observar la existencia de un polisíndeton en la línea 3 como figura retórica (‘’a veces enojos y daños en mi hacienda y en mis gentes, y cuando están ante mí…’’).
·         Plano léxico-semántico. Podemos apreciar que se trata de un texto escrito durante la Edad Media debido a la presencia de términos característicos de dicha época, como ‘’estuvieron caídas’’, ‘’vos’’… A pesar de ir dirigido a gente con pocos conocimientos está escrito con un lenguaje coloquial. 
     Una de las familias léxicas que se encuentran en este caso es la que incluye a palabras como ‘’perjudicar’’, ‘’perjuicio’’ y ‘’perjudicase’’. 
      Las palabras claves son "llorar, sufrimiento, matar…", que hacen referencia a la idea de cómo un sentimiento de dolor puede enmascarar la verdadera intención de las personas. 
     Las figuras literarias que están presentes en este nivel podemos observar personificaciones como las de las líneas 16-17 y 20-22, donde se les atribuye a las perdices unas cualidades propias de personas, como el hablar o el rogar a Dios, o el catalogarlas como sabias. Hay también repeticiones de palabras (red y redes) y apóstrofe, cuando las perdices invocan a Dios, lo que hace referencia al teocentrismo de la época. Dentro de las características de la narración, apreciamos que el narrador se encuentra en tercera persona y es omnisciente, mientras que el espacio podría ser la casa del conde y el tiempo no estaría definido. Estas características se deben a la validez de estas palabras en todo lugar y época.
     Por otra parte, dentro de la historia que cuenta Patronio el narrador sería él mismo, el espacio sería un campo cualquiera y el tiempo no está definido, aunque lo más probable es que se encuentre en pasado.
·         Plano pragmático-textual. Dentro de esta fábula habría dos historias, la que narra el criado, en la que él es el emisor y su amo el receptor (aunque podría ser cualquiera, ya que no hay un público específico), el canal es el aire, el código la lengua castellana, y el mensaje sería la moraleja del final. La otra historia sería el fragmento en sí, Lucanor contándole su problema a Patronio, este narrándole la fábula de las perdices y este escribiendo finalmente lo que le ha enseñado dicha fábula; donde el emisor sería el autor del libro, don Juan Manuel, y los receptores nosotros o cualquiera que lea la historia, el canal es un libro y el código la lengua española y las letras.
Para concluir, hemos de reafirmar que se trata de un texto perteneciente a la Edad Media, más concretamente a don Juan Manuel, su autor, quien lo publicó en 1335. Posee los rasgos que caracterizan al libro de El conde Lucanor y a todos los cuentos que se incluyen en él, ya que el tema que trata es diverso si lo comparamos con otros textos de su época y además lo enfoca desde el punto de vista de un noble, el conde Lucanor. 
El autor pretende desde un principio ofrecer una enseñanza, y es algo que consigue y que reafirma y aclara al escribirla al final de la historia; por lo que podemos decir que cumple su objetivo. 
Lo más importante de todo sería que tanto el diálogo como la narración, la realidad y la ficción, etc se ponen al servicio de la intención, resultando muy adecuada la forma para el contenido; es decir, todo el texto se construye para que la enseñanza, rasgo característico de la prosa medieval, llegue a un público amplio, de cualquier capa social o estamento, incluyendo al lector moderno.


 FCO.JOSÉ PONCE (1º BCHTO. A)

sábado, 18 de enero de 2014

Selección de textos de Poema de Mio Cid

Aquí os dejo una selección de textos de nuestro Poema de Mio Cid. Podéis aprovechar para practicar el comentario de texto.

CANTAR PRIMERO
Mío Cid Ruy Díaz   por Burgos entróve,
van en su compañía   sesenta pendones;
salen a verlo   mujeres y varones,
burgueses y burguesas   a las ventanas se ponen,
llorando de los ojos,   ¡tan grande era su dolor!
De las sus bocas   todos decían una razón
«¡Dios, qué buen vasallo,   si tuviese buen señor!»
Le hospedarían con gusto,   pero ninguno osaba:
que el rey don Alfonso   le tenía gran saña.
Antes de la noche   en Burgos entró su carta
con gran mandamiento   y fuertemente sellada
que a mío Cid Ruy Díaz   que nadie le diese posada 
y aquellos que se la diesen   supiesen vera palabra
que perderían sus bienes   y además los ojos de la cara,
y aun además   los cuerpos y las almas.
Grande duelo tenían   las gentes cristianas;
se esconden de mío Cid,   que no osan decirle nada.
El Campeador   se dirigió a su posada;
cuando llegó a la puerta, la halló bien cerrada,
por miedo del rey Alfonso, así ellos acordaran:
que a menos que la rompiese,   no se la abrirían por nada.
Los de mío Cid   a altas voces llaman,
los de dentro   no les querían responder palabra.
Aguijó mío Cid,   a la puerta se llegaba,
sacó el pie del estribo,   un fuerte golpe daba;
no se abre la puerta,   que estaba bien cerrada.
Una niña de nueve años   a mío Cid se acercaba:
«Ya Campeador,   en buen hora ceñiste espada
«El rey lo ha vedado,   anoche entró su carta,
«con gran mandamiento   y fuertemente sellada.
«No os osaríamos   abrir ni acoger por nada;
«si no, perderíamos   los bienes y las casas,
«y aún además   los ojos de las caras.
«Cid, en nuestro mal   vos no ganáis nada;
mas el Criador os guarde   con todas sus virtudes santas».
Esto la niña dijo   y tornó para su casa.
Ya lo ve el Cid   que del rey no esperaba gracia.
Partióse de la puerta,   por Burgos aguijaba,
llegó a Santa María,   luego descabalga;
hincó las rodillas,   de corazón rogaba.
La oración hecha,   luego cabalgaba;
salió por la puerta,    el río Arlanzón pasaba.
Junto a la villa de Burgos   en la glera acampaba,
mandó plantar las tiendas,   después descabalgaba.
Mío Cid Ruy Díaz,   el que en buen hora ciñó espada,
acampó en la glera   que nadie le abre su casa;
están junto a él   los fieles que le acompañan.    
Así acampó mío Cid   como si fuese en montaña.
_________________________________________________________________________________

Se ponen los escudos ante sus corazones. (v.715)
y bajan las lanzas envueltas en pendones.
inclinan las caras encima de los arzones,
y cabalgan a herirlos con fuertes corazones.
A grandes voces grita el que en buena hora nació:
-"¡Heridlos, caballeros, por amor del Creador!
¡Yo soy Ruiz Díaz, el Cid, de Vivar Campeador!" (...)
Allí vierais tantas lanzas hundirse y alzar,
tantas adargas hundir y traspasar,
tanta loriga abollar y desmallar,
tantos pendones blancos, de roja sangre brillar,
tantos buenos caballos sin sus dueños andar.
Gritan los moros: "¡Mahoma!"; "¡Santiago!", la cristiandad.(...)
A Minaya Alvar Fáñez matáronle el caballo,
pero bien le socorren mesnadas de cristianos.
Tiene rota la lanza, mete a la espada mano,
y, aunque a pie, buenos golpes va dando.
Violo mio Cid Ruy Díaz el Castellano,
se fijó en un visir que iba en buen caballo,
y dándole un mandoble, con su potente brazo,
partióle por la cintura, y en dos cayó al campo.
A Minaya Alvar Fáñez le entregó aquel caballo:
-"Cabalgad, Minaya: vos sois mi diestro brazo". (...)

CANTAR SEGUNDO
Aquí se comienza la gesta de mío Cid el de Vivar (v.1085)
Tan ricos son los suyos que no saben lo que han. (...)
_________________________________________________________________________________
¡Sí que son grandes los gozos que van por aquel lugar,(v.1211)
cuando el Cid ganó en Valencia y entró por la ciudad!
Los que iban a pie, los tienen como caballeros ya.
y el oro y la plata suyos ¿quién los podría contar?
Con esto quedaron ricos todos cuantos allí están.
y nuestro Cid don Rodrigo su quinto mandó apartar:
de riquezas en moneda, treinta mil marcos le dan,
y de las otras riquezas ¿quién las podría contar?
¡Qué alegre el Campeador y los que con él están
viendo en lo alto del alcázar la enseña del capitán!
Descansaba nuestro Cid y lo hacían sus mesnadas.
Al rey que había en Sevilla un mensaje le llegaba:
que tomada fue Valencia sin que pudiera guardarla.
Entonces él acudió con treinta mil hombres de armas
Allí cerca de las huertas tuvieron los dos batalla.
Desbaratólos el Cid, el de la crecida barba:
hasta allá, dentro de Játiva, la acometida alcanzaba.
Al pasar el río Júcar ved qué reñida batalla;
y los moros acosados sin querer beben el agua.
El Rey aquel de Sevilla con tres heridas escapa.
Desde allí se vuelve el Cid con las riquezas ganadas;
buen golpe fue el de Valencia al ser la ciudad tomada. (...)
_________________________________________________________________________________

-"¡Gracias al Creador, al Padre espiritual! (v.1633)
Todos los bienes que tengo, delante de mí están.
Con esfuerzo, Valencia conquisté: es ya mi heredad;
antes he de morir que volverla a dejar.
Al Creador y a la Virgen, me es forzoso alabar,
pues mi mujer y mis hijas conmigo las tengo acá.
La suerte me ha venido de tierras de allende el mar.
Me arrojaré a las armas, no las he de dejar;
mi mujer y mis hijas me verán pelear:
ya verán lo que cuesta en estas tierras morar,
han de ver con sus ojos cómo se gana el pan."
Al alcázar con ellas subió para observar,
mirando con sus ojos, tiendas vieron montar.
-"¿Qué es esto, Cid? ¡Dios tenga de vos piedad!"
-"Mi mujer, muy honrada, no tengáis ningún pesar!
Es más riqueza que nos viene, a aumentar nuestro caudal.
Tan pronto como has llegado, un presente os quieren dar.
Para las hijas casaderas, os traen un buen ajuar."
-"Gracias a vos, Cid, y al Padre espiritual."
-"Quedáos en el alcázar, en el palacio aguardad;
y no tengáis miedo alguno porque me veáis luchar;
por la merced de Dios y de su Madre virginal,
me crecerá el corazón, pues me vais a contemplar.
¡Con la ayuda de Dios, esta batalla la tengo que ganar!" (...)
_________________________________________________________________________________

Comienzan ya a preparar logran sala del palacio. (v.2205)
Los suelos con mucha alfombra, todo bien encortinado.
iCuánta seda y cuánta púrpura y cuánto paño preciado!
¡Gusto os daría vivir y comer en el palacio!
Los caballeros del Cid aprisa allí se juntaron
y entonces en aquel punto por los infantes mandaron.
Ya cabalgan los infantes, camino van del palacio,
con muy ricas vestiduras, galanamente ataviados.
A pie y con muy buena cara, ¡Dios, qué discretos entraron!
Recibiólos nuestro Cid; con él todos sus vasallos.
Ante el Cid y su mujer los infantes se inclinaron.
A sentar ellos se fueron en un muy precioso escaño.
Los de la casa del Cid, siempre en todo mesurados
están atentos mirando al que nació afortunado.
Allí el Cid campeador ved que en pie se ha levantado:
-Puesto que hacerlo tenemos, ¿por qué lo vamos tardando?
Venid acá mi Alvar Fáñez el que tanto quiero y amo.
Aquí tenéis mis dos hijas. Yo las pongo en vuestras manos.
Sabéis que al rey eso mismo se lo tengo así rogado.
No quiero faltar en nada de lo que fue concertado.
A los dos infantes, vos dádselas con vuestras manos,
que tomen las bendiciones y vayamos acabando.
Entonces dijo Minaya: -Esto haré yo de buen grado. (...)
_________________________________________________________________________________

Las coplas de este cantar aquí se van acabando, (v.2276)
El Criador os valga con todos los sus santos.
_________________________________________________________________________________
CANTAR TERCERO
En Valencia, con los suyos, el Cid permaneció, (v.2278)
estaban también sus yernos, los infantes de Carrión.
Un día, en un escaño, dormía el Campeador:
un mal accidente sabed que les ocurrió:
salióse de la jaula, y quedó libre un león.
A todos los presentes, les asaltó gran temor
se ponen el manto al brazo los del Campeador,
y rodean el escaño protegiendo a su señor.
Fernán Gonzálvez, infante de Carrión,
no halló dónde subirse, ni abierta alguna habitación;
se escondió bajo el escaño: tanto era su pavor.
Diego Gonzálvez por una puerta salió,
diciendo agrandes gritos: «¡Ya no veré más Carrión!»
Tras una viga laga se metió con gran pavor;
el manto y el brial muy sucios los sacó.
En esto, despertó el que en buena hora nació.
El escaño rodeado de sus guerreros vio.
-"¿Qué ocurre, caballeros, por qué esta alteración?"
-"Sucede, señor honrado, que un susto nos dio el león. "
Hincó el codo mio Cid, tranquilo se levantó;
el manto traía al cuello, y se dirigió al león;
apenas lo vio éste, gran vergüenza sintió.
Ante mio Cid, bajó la cabeza y el rostro hincó.
Mio Cid don Rodrigo del cuello lo tomó,
Ilevándolo de su mano, a la jaula lo volvió.
Todos asombrados quedan al ver a su señor,
y al palacio retornan loando su valor.
Mio Cid por sus yernos preguntó y no los halló:
aunque los llamó a altas voces, ninguno respondió.
Cuando los encontraron, estaban sin color;
nunca hubo tal rechifla como la que allí se armó,
pero ordenó que cesara mio Cid el Campeador.
Muchos tuvieron por deshonrados a los infantes de Carrión
se sienten humillados por lo que aconteció. (...)
_________________________________________________________________________________

De este modo lo mandaron los Infantes de Carrión: (v.2708)
que atrás ninguno quedase, fuese mujer o varón,
a no ser sus dos esposas, doña Elvira y doña Sol,
que querían recrearse con ellas a su sabor.
Todos los demás se han ido, los cuatro solos ¡Por Dios!
¡Cuánto mal que imaginaron infantes de Carrión!
-Tenedlo así por muy cierto, doña Elvira y doña Sol.
Aquí os escarneceremos en este fiero rincón,
y nosotros nos iremos; quedaréis aquí las dos.
Ninguna parte tendréis de las tierras de Carrión.
Estas noticias irán a ese Cid Campeador.
Ahora nos vengaremos por la afrenta del león.
Allí las pieles y mantos quitáronles a las dos;
sólo camisas de seda sobre el cuerpo les quedó.
Espuelas tienen calzadas los traidores de Carrión;
en sus manos cogen cinchas, muy fuertes y duras son.
Cuando esto vieron las dueñas, les hablaba doña Sol:
-¡Ay don Diego y don Fernando! Esto os rogamos, por Dios:
ya que tenéis dos espadas, que tan cortadoras son,
(a la una dicen Colada y a la otra llaman Tizón)
nuestras cabezas cortad; dadnos martirio a las dos.
Los moros y los cristianos juntos dirán a una voz,
que por lo que merecemos, no lo recibimos, no.
Estos tan infames tratos, no nos los déis a las dos.
Si aquí somos azotadas, la vileza es para vos.
En juicio o bien en Cortes responderéis de esta acción.
Lo que pedían las dueñas, de nada allí les sirvió.
Comienzan a golpearlas Infantes de Carrión;
con las cinchas corredizas las azotan con rigor;
con las espuelas agudas les causan un gran dolor;
les rasgaron las camisas y las carnes a las dos;
allí las telas de seda limpia sangre las manchó;
bien que lo sentían ellas en su mismo corazón.
¡Qué ventura sería ésta, si así lo quisiera Dios,
que apareciese allí entonces nuestro Cid Campeador!
¡Tanto allí las azotaron! Sin fuerzas quedan las dos.
Sangre mancha las camisas y los mantos de primor.
Cansados están de herirlas los Infantes de Carrión. (...)
_________________________________________________________________________________

Con los cientos de su gente, que así vestirlos mandó (v.3101)
aprisa cabalga el Cid; de San Servando salió
y a la Corte así dispuesto íbase el Campeador.
En las puertas que están fuera despacio descabalgó.
Gran cordura muestra el Cid, con los suyos que escogió.
Él entra en medio de todos, los ciento a su alrededor.
Cuando lo vieron entrar al que en buen hora nació,
levantóse en pie el buen Rey de Castilla -Y de León,
con el conde don Enrique, con el conde don Ramón;
sabed que después se levanta todo aquel que allí acudió.
Con gran honra lo reciben al que en buen hora nació.
No se quiso levantar ese Crespo de Grañón,
ni tampoco los del bando de la gente de Carrión.
El Rey entonces al Cid de las manos lo tomó.
-Venid vos acá a sentaros conmigo, Campeador.
Aquel mismo escaño es este que me disteis vos en don.
Aunque a más de alguno pese, os tengo por el mejor.
Los cumplidos agradece el que a Valencia ganó:
-Sentaos en vuestro escaño, pues que Rey y Señor sois;
con estos, mis caballeros, acá me sentaré yo.
Lo que dijo el Cid honrado gustó al Rey de corazón. (...)
_________________________________________________________________________________

Hicieron sus casamientos doña Elvira y doña Sol; (v.3719)
los primeros fueron buenos, pero estos son aún mejor,
con mayor honra se casan que en la primera ocasión.
Y ved cómo la honra aumenta al que en buen hora nació.
al ser sus hijas señoras de Castilla y de Aragón.
Y así, los reyes de España ahora sus parientes son,
a todos alcanza honra por el que en buen hora nació. (...)
_________________________________________________________________________________

Quien escrivió este libro dél’Dios paraíso, ¡amén! (v. 3731)
Per Abbat le escribió en el mes de mayo
en era de mill e doszientos e cuarenta e cinco años.
________________________________________________

E el romanz es leído, (v. 3734)
datnos del vino;
si non tenedes dineros,
echad alla unos peños,
que bien nos lo darán sobr’ellos.